El estar largas horas en casa, la imposibilidad de salir libremente, de compartir con nuestros amigos y seres queridos, entre muchos otros factores, nos afectan inconscientemente.
¿Cómo saberlo? Muy simple. Puede que te hayas sentido más irritable, con un humor cambiante o incluso con menos tolerancia a pequeñas cosas.
El gran problema, es que no son sólo sensaciones. Muchas veces, transmitimos ese sentir por medio de gestos, palabras y formas de comunicarnos, las que, aunque no creas, cambian el ambiente que te rodea afectando a quienes están junto a ti.
Por eso, una buena forma de mantener un ambiente saludable y amigable junto a tu familia, es tomando conciencia de nuestras palabras y la forma en la que las decimos.
¿Cómo comenzar? ¡Muy simple!
- Usa palabras positivas
- Destaca los esfuerzos de quienes te rodean
- Elimina de tu vocabulario las palabras negativas
- Replantea la forma de decir las cosas para que no comiencen con una negación.
- Di las cosas de forma amable
- ¡Incluye más sonrisas en tu día!
Y si estás agotada y sientes que tu paciencia está en el límite, entonces comunícalo a tu familia. Exprésales que lo que sientes y pídeles que respeten tu espacio para pasar uno minutos sola.
¡Es muy saludable darse espacios para pensar y estar tranquila!
Vas a ver que tomando conciencia de cada uno de los mensajes que entregamos, tanto corporal como verbalmente, el ambiente con quienes te rodea será mucho más amigable para todos.
¡Proponle a tu familia comenzar con esta saludable práctica y disfruten más que nunca de su compañía!
¡Cuidamos lo que más amas!