El primer gran cambio al que se enfrentan los bebés al momento del parto, es a la adaptación de la temperatura exterior. Dentro de la pancita, estaban cómodamente a unos constantes 37 grados, pero al momento de nacer, deben enfrentarse a la temperatura ambiente.
La piel de los recién nacidos es delgada y tienen muy poca grasa en su cuerpo, por lo que la pérdida del calor es más rápida. Por esta razón piden varias capas de ropa para los bebés, con la finalidad de ayudarles a regular su temperatura corporal por sí mismos.
Y es que los pequeños deben comenzar a adaptarse a un nuevo ambiente y recuperarse del estrés que les genera el parto. Por ejemplo, cambia el color de su piel, temperatura y la respuesta a los diferentes estímulos que lo rodean.
Incluso, lo más común es que los bebés lloren con mucha fuerza al momento de nacer, pero luego de unos minutos, se calman. Y es que ese es el momento cuando comienzan a regular su respiración y frecuencia cardíaca, la que se estabiliza cerca de 5 horas después de transcurrido el parto.
Los bebés también comienzan a experimentar una forma diferente de alimentación. En la etapa de gestación, recibían todos los nutrientes por medio del cordón umbilical, pero ahora, la leche materna será la fuente de alimentación por medio de la succión del pecho.
Esta nueva forma de alimentación también da paso a los cambios del funcionamiento de su estómago e intestino.
Sus riñones e hígado aún están inmaduros, pero una vez nacido el pequeño, continuarán su proceso de maduración mientras cumplen sus respectivas funciones.
¡Los cambios a los que se enfrenta un bebé recién nacido son muchos! Y si bien la mayoría no son visibles por nosotros, es importante contar con la orientación de un pediatra, quien no dirá la mejor forma de ayudar a nuestro pequeño a adaptarse a este nuevo ambiente.
¡Cuidamos lo que más amas!