Por lo general, los niños alrededor del año o año y medio de vida, ya comienzan a caminar, aunque con bastante inestabilidad.
Es muy posible que en estos primeros pasos notes que tu pequeño se tambalea y que camina con sus piernas y brazos algo abiertos, ¡lo cual es muy normal!
En este proceso de desarrollo, los niños se caen constantemente pues aún no tienen un equilibrio que les permita poder mantenerse de pie o caminar de forma estable, ¡y por eso adoptan posturas tales como los brazos de avión!
Una vez que ellos notan que su técnica de equilibrio surge efecto, ¡seguro se animará a correr o caminar más rápido!, lo que también significará una mayor cantidad de caídas hasta que nuevamente aprenda y se acostumbre a este ritmo.
Durante esta etapa de aprendizaje es totalmente normal que los niños se caigan, pues están conociendo su cuerpo y sus capacidades, y explorando cómo lograr caminar y correr con mayor éxito.
Podrás ver cómo poco a poco tu hijo/a va adquiriendo un mayor control sobre su cuerpo y sus habilidades, y con esto, ¡las caídas constantes irán quedando en el pasado!
¿En qué prestar atención durante sus primeros pasos? Hay una serie de factores que pueden ser determinantes para disminuir o aumentar la cantidad de caídas de tu pequeño, y por eso debes prestar atención.
Por ejemplo, fíjate sobre qué superficie está caminando, pues puede ser resbalosa o irregular, lo que les dificulta aún más su aprendizaje. Prefiere superficies planas y suaves como una goma eva o el pasto.
Además, ¡presta atención a su calzado! Los pequeños no están adaptados a caminar, y menos con un calzado que pueda resultarle incómodo o inestable. Fíjate siempre en que tu bebé se sienta cómodo/a y que tenga su tobillo firme para así evitar torceduras propias de una caída.
¡Cuidamos lo que más amas!