- Antes de la extracción
Primero que nada, debes asegurarte de tener un extractor cómodo e indoloro para ti , pues en esta etapa, tus pechos estarán mucho más sensibles. Hay muchas marcas en el mercado y diferentes estilos, ya sea eléctrico, dobles o manuales, y la elección sólo depende de tus preferencias.
A la hora de extraer, recuerda que todo, partiendo por tus manos y senos, deben estar muy limpios y libres de otras sustancias, como cremas humectantes o cualquier agente que pueda entrar en contacto con la leche.
- Importancia del ambiente
Para muchas mamás, la lactancia no es una tarea fácil producto de las grietas, dolores o incluso por la poca leche que suelen producir. Por lo mismo, te recomendamos elegir un espacio tranquilo para que puedas realizar la extracción de leche ¡y mejor aún si disfrutas de una música agradable y que te relaje!
No olvides que la extracción debe ser un momento pacífico y sin presiones, por lo que intenta relajarte y tomarlo como un proceso natural que para todas las mujeres es diferente. ¡Deja fuera las presiones!
- Etiquetado
Una vez que hayas extraído la leche, recuerda que siempre debes guardarla en una bolsa especial para leche o recipiente correctamente esterilizado, y luego, ¡etiqueta la fecha y cantidad de centímetros cúbicos que estás guardando! De esta forma, cuando necesites darle a tu bebé la leche, sabrás exactamente cuánta cantidad tienes y cuál debes descongelar primero.
- Conservación
Si vas a usarla pronto, puedes conservarla en un recipiente exclusivo para fines, hasta cuatro días dentro del refrigerador. Pero, si necesitas guardarla por más tiempo, entonces deberás congelarla. Te recomendamos hacerlo en pequeñas porciones, entre 60 cc y 120 cc, y siempre en la parte más profunda de tu congelador , así evitarás que la leche esté expuesta a constantes cambios de temperatura cada vez que abres el congelador.
¡Cuidamos lo que más amas!