Para entender qué le pasa a los más pequeños, debemos saber que los celos son una sensación de frustración que se produce al creer y sentir que una persona que quieren y valoran mucho, como los padres, hermanos o alguien muy cercano, ha dejado de corresponder su afecto.
Si bien las causas que pueden gatillar este sentimiento son muchas, la más común es la llegada de un nuevo integrante a la familia.
Cuando un bebé llega a la vida de los niños, es muy normal que la atención que anteriormente se les entregaba de forma exclusiva, ya no sea así. Y es que un bebé requiere de muchísimo tiempo y atención, y los hermanos mayores sienten esa ausencia de tiempo de la madre y el padre. Por esta razón, comienzan a sentir celos y a pensar, erradamente, que han sido desplazados afectivamente.
Es importante entender que los celos son una etapa normal en los niños pequeños, y que, si bien en algunos casos puede ser más intenso o durar más tiempo, es sólo una etapa en la que necesitan de nuestra comprensión y apoyo.
Pero, ¿cómo notar que mi hijo tiene celos? Los indicadores de celos pueden ser varios, desde la frustración, conductas agresivas o sensación de infelicidad. Todo depende de la personalidad, edad y entorno en la que esté el niño afectado.
En términos generales, las conductas más comunes en niños con celos son:
- Llanto frecuente.
- Manifestaciones verbales en que planee sentirse no amado.
- Cambios de humor sin razón.
- Conductas desadaptadas como, por ejemplo, volver a hacerse pipí en la cama o a hablar como bebé.
- Alteraciones en el apetito y sueño.
- Cambios conductuales, como negar sus actos y culpar a otros.
Normalmente, los celos llevan están relacionados a una distorsión de los hechos objetivos, es decir, los niños no logran entender con claridad qué es lo que sucede y por qué se sienten así.
Por lo mismo, el rol de los padres y adultos es clave para ayudarlos a comprender su entorno e indagar las razones por las cuales los niños puedan sentirse poco amados, protegidos y desatendidos.
Una excelente idea es hacerlos parte de las rutinas y delegarles roles que estén a su alcance. De esta forma, los niños comienzan a sentirse más importantes y valorados.
¡Recuerda siempre recordarles a tus hijos lo importantes que son y cuánto los amas!
¡Cuidamos lo que más amas!