El hecho de enseñarle a los niños acerca de normas, valores, y límites de lo que tienen permitido, les ayuda a formar sus propias personalidades y a tener claro, desde pequeños, lo que es aceptable.
El problema es que algunas veces, los niños pueden recibir nuestros mensajes de formas incorrecta. Nuestro rol es, enseñarles de forma amorosa pero firme, a tener respeto por figuras como la de su mamá y papá, pero, ¿qué pasa si lo estamos haciendo de forma incorrecta? Si es así, nuestros hijos tenderán a sentir miedo.
Es cierto que no todos los niños tienen las mismas personalidades. Algunos son más tranquilos y logran acatar de forma rápida y duradera lo que los padres les decimos. Pero no en todos los casos es así, pues hay niños que tienden a ser más rebeldes y que no aceptan fácilmente lo que los padres les transmiten. En estos casos, en su mayoría, es que los adultos mal utilizamos el recurso del “miedo” para lograr obediencia.
¿Cómo saber si nuestros hijos están generando una sensación de miedo y no justamente de respeto? Lo primero que debes tener en cuenta, es la importancia de la opinión de los niños. Considéralos y hazlos parte de las elecciones. Si ellos se sienten incluidos en temas que puedan entender, ¡entonces les será mucho más fácil el aprendizaje y el respeto!
Cuando les digas algo, no pierdas la paciencia. Tú eres el adulto de la relación y ellos harán lo que vean tú haces. ¡Tú eres su ejemplo a seguir! Por lo mismo, sé totalmente consecuente con lo que les enseñas, así ellos podrán ver con hechos lo que les dices.
Lo anterior incluye los estados anímicos. No todos los días son iguales, y por muy cansadas o furiosas que estemos, los niños no deben ser fuente de descarga de nuestras emociones. Si un día les dices de forma amable que ordene sus juguetes, y al día siguiente se los pides a gritos, los niños tienden a confundirse y a perder parte del respeto.
¡Nunca caigas en las amenazas! Si tus niños no son obedientes, no los amenaces y menos caigas en las descalificaciones tales como “eres un flojo”, “los otros niños entienden y tú no”. Este tipo de descalificaciones y trato irán directamente relacionadas en la autoestima de tu pequeño. Además, si recibe de pequeño estas conductas, las normalizará en su vida adulta.
La forma en que educamos y tratamos a nuestros niños, es clave para su desarrollo y formación como persona. Por eso, ¡siempre háblales y edúcalos desde el amor y la paciencia!
¡Cuidamos lo que más amas!